Quantcast
Channel: N-ACCION
Viewing all articles
Browse latest Browse all 115

Elena Fernández: Motivación. Lo perdido por el camino, lo encontrarás caminando

$
0
0

Hoy era un desayuno diferente.

Ayer mi jefe nos “secuestró”. Así se lo conté a mi mujer en el mensaje: “Cariño, esta vez la reunión mensual ha terminado en Segovia. Todo el Equipo Comercial estamos en la hospedería del Convento de Clausura de Villacastín, ya sabes que a mi jefe le encantan estas dinámicas de convivencia. Todo bien. Seguro que algo aprenderemos. Descansa. TK”

Por eso hoy el desayuno pintaba diferente.

7.30 AM. Entre la confusión mañanera reinante, esa mezcla de olor a tostadas recién hechas, cafecito del bueno y bostezos de todo el equipo. En contraste las hermanas que ya venían con la energía enchufada y dando los buenos días en Do Mayor. ¡Qué Vitalidad, Madre!

Ya se las intuía a tope, como gallinas revoloteando y justo nos dicen: “Ahora, a disfrutad el desayuno en silencio. Os va a encantar”.

Sabores, texturas y todo tan natural que estaba sabroso a más no poder. Además sin decir una palabra, en realidad no hacía falta, ya hablaba la comida por ella sola. Parecía una clase de Mindfulness. Sentí disfrutar el desayuno como pocas veces. Genial, ¡empezamos bien el día!

Al acabar, el jefe se levantó y nos miró diciendo: “ Bien”. Ya sabéis que el día va a estar lleno de aprendizajes. No móviles, no palabras. Sólo silencio. Necesito que aclaremos si estamos trabajando en equipo y dando prioridad a lo importante en vuestro trabajo. Tenéis 4 horas para este ejercicio. Pasaremos la mañana en el patio observando lo que sucede y cómo se trabaja en equipo aquí. Lo mismo algo os sorprende. Ellas nos prepararán la comida, así que, manos a la obra”.

En serio, ¿4 horas? ¡Me sobrarían 3 y media!

Al principio sentado en el patio me puse a pensar en qué era lo más importante y rescaté varias cosas: Tener clientes, fidelizar las ventas, realizar ventas cruzadas, difundir nuevos productos, inventar nuevas ventajas.

De pronto, oí cómo sonaba el timbre. Venían a comprar al convento. Fue cuando me di cuenta de que ¡ellas también eran vendedoras! Escuché que respondían con su alegre “Ave María Purísima” y escuchaban con paciencia. Comencé a observar que contaban con medios modestos, eso sí, establecían relaciones cercanas con los clientes siendo muy empáticas y acordes con lo que cada uno precisaba en cada edad.

Seguí observando. Habían convertido su humilde patio en una invitación para ver cómo cultivaban, cómo criaban a sus gallinas y a esta visita accedían desde los más pequeños a los mayores. Comentaban lo rico y natural de su huerta. Al final los padres no resistían a llevarse alguna verdura y esos huevos de corral. Vi cómo además de sus dulces habían ampliado a productos salados, como la empanada, ¡que no sólo de dulces vive el hombre!

Habían reinventado gamas de productos para niños y mayores, además de souvenirs de regalo como rosarios y anillos que realizaban mientras rezaban su rosario. ¡No paraban! Menuda velocidad de I+D+I.

Pensé esta vez: “Parece que la venta para ellas también tiene que ser algo importante”.

No me quería quedar con las ganas de preguntarles por “el secreto de su masa” así que, saltándome el protocolo del “silencio” me acerqué a la monja y le dije bajito:

“Hermana, llevo toda la mañana mirando. Ya veo que no paran. ¿Qué les impulsa a tener esas ganas en su día a día?”

Ella me miró y con una risa chispeante me contestó: “Servir. Entregamos nuestra vida a servir a los demás y ofrecerles lo mejor. Lo disfrutamos gracias a Dios y así va llegando más quehacer. Es importante no dejar de hacerlo cada día, con constancia y con tranquilidad, honrando a nuestro Señor con alegría. Hay días que hace muchísimo calor, o bien mucha lluvia o frío  segoviano, pero seguimos sin decaer. Rezando, alegrándonos por la vida que nos concede. Desde primera hora sabemos qué hacer, nos ponemos a ello y entre todas lo conseguimos. Nos contagiamos de la alegría de vivir y sabemos que el que viene también se contagia de ello, las personas que nos conocen lo saben y nos difunden, hoy día no podemos ser más afortunadas”.

¡Vaya! Ni que fuera una charla de TED. ¡Me impactó! ¿Sería ver su cara alegre enmarcada en ese hábito? Era un marco perfecto para entender que había algo que había perdido por el camino.

14.00 PM. La comida estaba servida y su olor despertó a mi estómago y su inmediato crujir. De nuevo: Mesa servida, alegría contagiada. ¡Es que no fallaba! Volvimos a repetir la experiencia de silencio. Creí que ya nunca volvería a tener comidas de trabajo como las de antes, éstas eran sublimes. Terminamos y el jefe preguntó: “¿Para qué os sirvió esta mañana?”.

De repente, animoso, no pude dejar de tomar la palabra y decir: “Pues yo me he saltado el protocolo del silencio ya al final pero gracias a eso, he tenido un aprendizaje de los estupendos:

Me he dado cuenta de que mi forma de vender estaba dejando atrás el componente más contagioso: LA ALEGRÍA. Me he dado cuenta de que me comen las prisas y no consigo generar entusiasmo en mis clientes. Creo que también había perdido por el camino optimismo para seguir vendiendo o diseñando más ventajas para mi cliente ajustándome a lo que le encanta. Estaba más en un modo mecánico y eso creo que a la larga nos perjudica a todos. ME encantaría tener CLIENTES, pero más, tener FANS, ellos serán los que nos difundan. ¡No hay nada mejor! equipo, ¿cómo lo veis? No podemos perder tiempo por no tener este FOCO.

Esta es la prioridad que más me convence. Enfocarnos en lo que sí podemos y que sean los clientes quienes nos difundan. Les llevamos sirviendo años, es tiempo de remar juntos.

Una vez más, nos lo preguntamos ahora todos: ¿Podemos? ¿Queremos? ¿Nos lo merecemos?”

La entrada Elena Fernández: Motivación. Lo perdido por el camino, lo encontrarás caminando se publicó primero en N-ACCION.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 115

Latest Images

Trending Articles





Latest Images